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Voces en Derechos Humanos

  • Término: RELACIONES UNION EUROPEA - AMERICA LATINA


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    Autor: Julie Schmied


    Fecha de publicación: 10/05/2011 - Última actualización: 29/10/2012 14:19:16


    I.          INTRODUCCIÓN. La cuestión de los derechos humanos y el tratamiento de los conflictos posteriores a la liberalización y democratización de regímenes no es un tema exclusivo de América Latina. En los años 70 la misma situación fue presentada en países comunitarios como España y Portugal al final del período de AUTORITARISMO, que en los casos español y portugués había durado 40 años (O'Donnell, Whitehead y Schmitter 1988). En el período de transicion a la democracia en diversos países de América Latina, en los años 80, el tema de la violacion de los derechos humanos fue uno de los puntos más importantes de la agenda política. Pero esta importancia fue diferente en cada país. Europa y América Latina habían participado en la transformación de la dinámica de los derechos humanos en la esfera internacional; de hecho, los miembros de algunos Estados de la Unión Europea habían dado una ayuda significativa a la transición a la democracia en diversos países de América Latina, renovada con el final de los regímenes militares en la zona (Landi y Gonzalez, 1991).

    El diálogo político entre los países de América Latina y el Caribe y la Unión Europea comenzó a estructurarse a partir de la primera reunión entre la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) y el grupo de Contadora (Colombia, México, Panamá y Venezuela) en San José (Costa Rica), en 1984, como apoyo al proceso de paz entonces en curso en América Central. Con este diálogo se promueve en esos países la pacificacion, la estabilización política, la DEMOCRACIA, el respeto por los derechos humanos y la INTEGRACION REGIONAL, registrando un progreso con la constitución, en 1991, del Sistema de Integración Centro-Americano - SICA. Estas relaciones bilaterales recibieron un impulso adicional a las relaciones birregionales en esta década con el ingreso de España y Portugal a la Comunidad Europea en 1985 (Roy y Galinsoga, 1987). España trató de recobrar su presencia en América Latina,  después de su propio retorno a la democracia y su nueva política exterior ligada a la incorporación a la UNION EUROPEA.

    En 1986 fue creado el Grupo de Río, la principal estructura de concertación política creada en el continente (12 miembros: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, y dos observadores: uno de America Central y otro del Caribe), que resultó del contacto establecido entre los países de la entonces Comunidad Europea, del Grupo de Contadora y del Grupo de Apoyo al Grupo de Contadora, entidades que había fomentado el diálogo de San José durante la crisis en America Central. La conferencia de San José, celebrada en San José de Costa Rica en 1984, fue el primer y decisivo paso en dirección a la política de compromiso y cooperación de la Comunidad Europea con América Latina. Desde el final del conflicto regional, la conferencia de San Jose se transformó en un foro de discusion de temas como la consolidación democrática, el respeto por los derechos humanos, la integración y el desarrollo económico. En los años ochenta, con la transformación de la Comunidad en una entidad política, la Unión Europea, en la decada del 90, se constata el inicio de diálogos políticos específicos y un importante papel de la UE en la resolución del conflicto Centroamericano.

    Con la formación del Grupo de Río, las relaciones entre la Unión Europea y el Grupo de Río fueron formalizadas por la declaración aprobada en Roma el 20 de diciembre de 1990, que instituyó el diálogo y afirmó la defensa de los derechos humanos y de las libertades básicas fundamentales, elementos inseparables para la paz y la seguridad internacional (en referencia al Diálogo con el Grupo de Río, se destaca en el documento Comunicación de la Comisión: COM (95) 495 FINAL). Las dos regiones firmaron acuerdos de cooperación, así como algunos entre países individualmente. Estos acuerdos denominados de tercera generación, introducen cambios cualitativos como las cláusulas democráticas y las evolutivas. La cláusula democrática es un manifiesto apoyo de la UE a los procesos democráticos y de derechos humanos en América Latina; básicamente significa que la UE tiene derecho a revocar su asistencia de cooperación en caso de reversión del proceso democrático regional. Por su parte, la cláusula evolutiva implica que formas adicionales de cooperación pueden ser convenidas entre las partes sin necesidad de volver a negociar un acuerdo completo. La inclusión de cláusulas de condicionalidad en los acuerdos de cooperación económica vincula la cooperación para el desarrollo a los objetivos políticos, entre ellos la democracia, el respeto de los derechos humanos y todo lo que implica una buena gobernanza (Comision Europea (1995a), (1995b), (1995c), (1995d), (1995e), (1994), (1992); Consejo Europeo de Ministros - Desarrollo (1991), (1993); Oficina de Investigacion Europea (1994a), (1994b)). Posteriormente, los acuerdos de cuarta generación (1995-2000) se caracterizarán, entre otros aspectos, por el establecimiento de una cooperación en diversos sectores, una liberalización comercial bilateral y preferencial, progresiva y recíproca, y el respeto por principios democráticos y de derechos humanos.

    Fue con esta herencia que la Unión Europea se vio implicada políticamente con América Latina, apareciendo la democracia y los derechos humanos constantemente en el diálogo político entre las dos regiones, mostrando que es inherentemente vital para ambas, mas allá de las consideraciones económicas. Para la UE, su relación política con América Latina es necesaria para una mayor consolidación de su Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y su inserción en los asuntos mundiales como un actor internacional, más allá de su área tradicional de influencia (Comisión: 1995c: Política de Cooperación de la UE en general). La creación de la política externa y de seguridad común en la UE y la creciente politizacion de la cooperación económica son una demostración de los esfuerzos desarrollados por Unión para crear una identidad de política internacional establecida en los valores de la democracia y de los derechos humanos. A su vez, para América Latina, las relaciones con Europa refuerzan su propio proceso de integración y democratización.

     

    II.       LAS CUMBRES DE JEFES DE ESTADO Y DE GOBIERNO DE AMÉRICA LATINA-CARIBE-UNIÓN EUROPEA. Esta demostración de un esfuerzo de institucionalización de las relaciones políticas entre las dos regiones se puede organizar en tres niveles: (a) El primer nivel comprende las cuatro generaciones de acuerdos; (b) Un segundo nivel está representado por instrumentos institucionalizados de diálogo entre ambas áreas: el Diálogo de San José, las Reuniones Ministeriales con el Grupo de Río, las anuales de Jefes de Estado y de Gobierno Iberoamericanos, y las  Reuniones Inter-Parlamentarias; (c) En tercer lugar, el Diálogo Político avanzado subregional o bilateralmente, expresado en seis Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno de Europa, América Latina y Caribe: Río de Janeiro (1999), Madrid (2002), Guadalajara (2004), Viena (2006), Lima (2008) y Madrid (2010).

    Las reuniones en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe y representantes de la Unión Europea (ALC-UE, en adelante) realizadas cada dos años en Europa y en América Latina constituyen el foro para el diálogo político del más alto nivel entre estas regiones, un punto de partida en la búsqueda de mecanismos de largo plazo en las relaciones birregionales, demostrando ser una buena oportunidad para desarrollar políticas y compromisos que beneficien a los actores involucrados. Por lo tanto, es el mecanismo por excelencia para la conciliación de posiciones en relación con la agenda global, adoptando resoluciones que tienen un fuerte impacto en el desarrollo de esta asociación estratégica birregional.

    La I Cumbre (ALC-UE) (Río de Janeiro-Brasil, 1999), considerada un salto cuantitativo en las relaciones de la Unión con esta parte del mundo, fortaleció el diálogo institucional birregional, promoviendo los valores de la democracia y los derechos humanos, conjuntamente, los desafíos a la paz y la seguridad y la profundización de las relaciones económicas entre ambas regiones. La II Cumbre (ALC-UE) (Madrid-España, 2002) dio énfasis a la cuestión del fortalecimiento del multilateralismo en aspectos como la preservación de la paz, democracia, derechos humanos y la seguridad internacional. En la III Cumbre (ALC-UE) (Guadalajara-México, 2004) se reiteraron las posiciones a favor del multilateralismo, la profundización de la integración regional y también se introdujo el tema de la cohesión social, con un enfoque en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión. Durante la IV Cumbre (ALC-UE) (Viena-Austria, 2006) se reitera el fortalecimiento de las relaciones entre ambas regiones para consolidar una “Asociación Estratégica”, impulsando los diálogos sectoriales, reforzando aspectos esenciales del sistema de las Naciones Unidas, como el establecimiento de la Comisión para la Consolidación de la Paz y la conformación del nuevo CONSEJO DE DERECHOS HUMANOS, foros adecuados para avanzar en temas de interés común relativos al desarrollo integral de los pueblos y sobre seguridad colectiva, y considerando como amenazas el crimen organizado transnacional, la proliferación de armas de destrucción masiva y el terrorismo (Comisión Europea, Documento Estratégico Regional de América Latina, 2002-2006). La V Cumbre (ALC-UE) (Lima-Perú, 2008) reunió el mayor número de participantes, 60 Jefes de Estado y de Gobierno (27 de la UE y 33 de ALC), acordando acciones concretas sobre pobreza, desigualdad e inclusión y desarrollo sostenible: medio ambiente; cambio climático; energía y refuerzo de la solidez del Estado de Derecho y de las instituciones democráticas, en un escenario de economía abierta y respeto a la seguridad jurídica. En La VI Cumbre (ALC-UE) (Madrid, 2010), con el propósito de promover la paz y la seguridad, la libertad, la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y la prosperidad, se establece el compromiso con el multilateralismo, principalmente en el marco del sistema de las NACIONES UNIDAS, para la promoción y protección de los derechos humanos, (Declaración Universal de derechos humanos y la declaración de Viena de 1993 y el programa de acción) en foros como el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra y la Tercera Comisión de la Asamblea General de Naciones Unidas de Nueva York, así como la lucha contra la impunidad, en particular respecto de los crímenes más graves del Derecho Internacional, en concreto los que se contemplan en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) (Declaración de la VI Cumbre UE-ALC).

     

    III.    EL PAPEL DE LAS INSTITUCIONES EUROPEAS Y LAS RELACIONES UNION EUROPEA - AMERICA LATINA. Entre las instituciones de la UNION EUROPEA, la Comisión tiene un papel especial en la promoción de la democratización y los derechos humanos, lo cual se refiere básicamente a los esfuerzos de la UE de ser un actor activo para contribuir a la transición democrática a un Estado de Derecho y la participación de la sociedad civil en el desarrollo de una cultura de derechos humanos en América Latina, y promover los derechos y libertades fundamentales de las mujeres y su plena integración en el proceso de desarrollo, proyectos orientados a mejorar las condiciones de vida de los pueblos indígenas y el respeto por su identidad cultural y educación y formación. El tema central de la estrategia sugerida por la Comisión para fortalecer las relaciones con América Latina se refiere a los aspectos políticos, un argumento para el nuevo impulso de las relaciones birregionales de la UE frente al papel de América Latina en el sistema internacional; este diálogo birregional debe incluir tanto el ámbito Ibero-Americano como los foros internacionales. La Comisión de la Unión Europea, junto con el Parlamento Europeo, es el órgano responsable de la coordinación general y la financiación de los proyectos democráticos y de derechos humanos en los países o regiones de países terceros, incluyendo América Latina.

    El Consejo también se adhiere a las posiciones de la Comisión, destacando su voluntad de fortalecer los vínculos políticos, apoyar la democracia, conducir procesos de liberalización comercial, apoyar los procesos de INTEGRACION REGIONAL, mejorar las orientaciones de la cooperación de la UE y profundizar el diálogo institucional con los interlocutores de América Latina (Consejo: Conclusiones del Consejo Relativas a las Orientaciones Generales para la Cooperación entre la Comunidad y América Latina 1996-2000). Para alcanzar estos objetivos el Consejo define tres ejes de prioridades institucionales: 1. Apoyo institucional a los procesosdemocráticos en la región, incluyendo la protección de los derechos humanos; 2. Lucha contra la pobreza y la exclusión social; 3. Reformas económicas.

    Por su parte el Parlamento Europeo (PE) promueve el diálogo con el Parlatino a través de las conferencias interparlamentarias (Parlamento Europeo (1995a); promueve el dialogo interparlamentario Europa-América Latina (1974), (1975), (1977), (1979), (1981), (1983), (1985), (1987), (1989), (1991), (1993), (1995). Otro foro de diálogo, de cooperación y de concertación política es la Cumbre Ibero-americana, inaugurada en 1991, que incluye todos los países latinoamericanos, España y Portugal). El PE creó delegaciones para las relaciones con América Central y América del Sur, y mantiene relaciones continuas con los Parlamentos de la región, especialmente el Parlamento Latinoamericano (PARLATINO) y Centroamericano (PARLACEN), la Comisión Parlamentaria Mixta de Mercosur, el Parlamento Andino y el Congreso y el Senado de México y de Chile. La Asamblea Parlamentaria (EUROLAT) continúa siendo el foro más importante para el diálogo interparlamentario sobre los derechos humanos y la democracia con América Latina. EUROLAT estableció una Comisión de Asuntos Políticos, de Seguridad y de Derechos Humanos para discutir la situación política en la región y la protección a las minorías en Europa y América Latina. El proceso no solo ha sido promovido por las experiencias bilaterales, tales como el Diálogo de San José y las Reuniones Inter-Parlamentarias, sino también por una necesidad en ambas regiones de pensar la relación mutua tanto por requerimientos internos en cada una de ellas como en términos de estrategias internacionales.

     

    IV.    ALC- UE: UNA SOCIEDAD ESTRATÉGICA EN DERECHOS HUMANOS. Gracias a los lazos históricos, culturales y económicos, así como la convergencia de valores y principios, la Unión Europea (UE) y América Latina y Caribe (ALC) son socios naturales que comparten un compromiso común en lo que se refiere a los derechos humanos, democracia, buena gobernaza, multilateralismo y cohesión social, y que cooperan para alcanzar estos objetivos (Conclusiones del Consejo sobre la comunicación de la Comisión sobre las Relaciones UE-América Latina, aprobadas por el Consejo de Relaciones Exteriores el 8 de diciembre de 2009 y la Declaración de la Cumbre de Lima).

    La UE incorpora cláusulas de protección de los derechos humanos, en especial de las minorías y de los grupos étnicos, en todos los acuerdos con los países no miembros, una práctica que se remonta al Acuerdo de Cooperación Económica de 1990 con Argentina—primer país latinoamericano en formalizar sus relaciones con la UE-.

    La UE mantiene un diálogo regular en materia de derechos humanos con los países de la región, tanto a nivel bilateral, como bi-regional y multilateral. Las dos regiones han sido fuertes defensoras de un conjunto de normas universales y de instrumentos recientes como el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura, la Convención Internacional para el Proteción de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas y la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. A lo largo de más de una década patrocinaron un conjunto de resoluciones anuales sobre los Derechos del Niño en  la Asamblea- General de la ONU. Además, América Latina fue líder de los trabajos de apoyo a una resolución de moratoria sobre la aplicación de la pena de muerte presentada por la UE. La UE apoyó al Alto Comisionado de los Derechos Humanos (ACDH) en América Latina con proyectos específicos y, más recientemente, financiando sus actividades. Algunos casos individuales habían posibilitado la intervención de la UE, en las directrices sobre los defensores de los derechos humanos. Estos últimos años, la Iniciativa Europea para la Democracia y los Derechos Humanos (ahora Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos) contribuyó de forma decisiva a la implementacion de los gabinetes del ACDH en Colombia, Guatemala y México.

    A partir de 2009, la UE, Argentina, Brasil, Chile, México y Colombia decidieron actuar en estrecha coordinación en el campo de los derechos humanos dentro del ámbito de los foros internacionales, dando inicio a consultas profundas en la materia y reforzando el diálogo en derechos humanos. La Unión Europea sigue de cerca la situación de los derechos humanos en los subconjuntos regionales: En Centroamérica, durante más de 25 años, la UE ha respaldado la promoción de la paz y el desarrollo económico. Estimula los esfuerzos en la región de hacer frente a los desafíos de la seguridad democrática. En la reunión ministerial entre la UE y los países del Diálogo de San José (Praga, 14 de mayo de 2009), la Unión Europea se compromete a apoyar la estrategia de Seguridad Regional Centro-americana. En la Comunidad Andina (CAN) la UE estableció, a mediados de los años 90, un diálogo político formal con Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela (esta última actualmente fuera de la CAN) y abrió la puerta a conversaciones de alto nivel sobre temas de interés mutuo, como el apoyo a la democracia, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos. Esta amplia relación política actual incluye la lucha conjunta contra la droga y el desarrollo de un régimen comercial más favorable, al tiempo que el acuerdo de diálogo político y cooperación, pendiente de ratificación formal, ampliará el alcance del diálogo político a temas como la prevención de conflictos, la buena gobernanza, la migración y la lucha contra el terrorismo. En la región del Caribe, la UE favorece los compromisos constructivos con Cuba en favor de una transición pacífica al pluralismo democrático, a la promoción de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y a la mejora de las condiciones de vida de los cubanos, concediendo ayudas a proyectos humanitarios. En su clara apuesta por respaldar los procesos dedemocratización y de construcción institucional en América Latina, la UE no se opuso a la participación de Cuba en las Cumbres ALC-UE a pesar del mantenimiento de la posición europea con respecto al tratamiento de los derechos humanos por las autoridades cubanas, que incrementó las fricciones entre ciertos gobiernos europeos y el gobierno cubano.

    Por otro lado la UE considera importante continuar trabajando junto con los socios estratégicos, como son México y Brasil, sobre cuestiones fundamentales a escala regional e internacional. Brasil tiene su propio mecanismo para el diálogo de alto nivel con la Unión Europea, en virtud de la asociación estratégica bilateral establecida en 2007 en la Cumbre de la UE-Brasil, cuya última edición se celebró en Brasilia en julio de 2010. La UE apoya el papel activo de Brasil en la región de América del Sur y le anima a continuar asumiendo la dirección y asegurar la promoción de la democracia y prosperidad gracias a la integración política y económica. La asociación estratégica con Brasil lanzó un amplio diálogo político en 2009, en la 3ª Cumbre de la UE-Brasil (octubre, en Estocolmo), que ha permitido poner en común un conjunto de valores políticos y de cooperación que han de promoverse en las instancias multilaterales, como son las consultas regulares sobre los derechos humanos en Ginebra y Nueva York. Los objetivos son realizar un intercambio abierto de puntos de vista sobre la situación de los derechos humanos en la UE y en Brasil para compartir y consolidar su cooperación en cuestiones importantes con respecto a la situación en Brasil, como la situación de los defensores de los derechos humanos, pueblos indígenas o los derechos de las personas detenidas. [El Parlamento Europeo adoptó una resolución sobre la Asociación Estratégica Unión Europea-Brasil (P6_TA (2009) 0140)].

    En el caso de México, en 1997 fue firmado un acuerdo de cuarta generación, un Acuerdo Global que tiene por fines la institucionalización de un diálogo político basado en el respeto a los principios democráticos y a los derechos humanos fundamentales, el fortalecimiento de las relaciones comerciales y económicas a través de la liberalización gradual del comercio, y el refuerzo y ampliación de la cooperación en todos los ámbitos. Este acuerdo consiguió un parecer favorable del Parlamento Europeo el 6 de mayo y entró en el vigor en 1 de julio de 2000. Después de su aprobación por el Consejo, las negociaciones relativas a la ejecución del componente comercial, concluidas el 24 de noviembre de 1999, permitieron crear una zona de libre cambio de bienes y servicios, liberalizando gradualmente las inversiones y los pagos que están asociados, abrir recíprocamente los mercados de contratación pública y adoptar reglas en los ámbitos de la competencia y de la propiedad intelectual. Desde el año 2008, cuando la UE decidió conceder a México el estatuto de socio estratégico, se han llevado a cabo acciones concretas entre los socios, siendo el año 2010 crucial para México al concretarse la asociación estratégica UE-México (P6_TA (2009) 0141). La asociación estratégica UE-México se basa en valores y principios, incluyendo la democracia y la inclusión social, el imperio de la ley, la promoción de los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos. La UE examina de cerca la situación de los derechos humanos en México. En situaciones específicas ha mostrado su preocupación por las implicaciones de derechos humanos y el deterioro de la situación de seguridad y el aumento de la violencia en algunas zonas de México. La UE también aprecia los esfuerzos desarrollados en la defensa y PROMOCION DE LOS DERECHOS HUMANOS a nivel multilateral.

    Aunque ha reconocido que el país ha realizado algunos avances importantes en la lucha de los derechos humanos, la UE ha continuado discutiendo a nivel ministerial cuestiones relacionadas con los derechos humanos y la seguridad. Temas como la lucha contra la violencia sobre las mujeres y la responsabilidad de los agentes de policía son parte de la cooperación en el ámbito del programa de derechos humanos UE-México.

    Considerando que América Latina comparte un compromiso común en materia derechos humanos, de democracia y multilateralismo, debe concluirse que es un socio privilegiado para la Unión Europea, que busca afirmarse como actor mundial y principal donante en lo que se refiere a la cooperación para el desarrollo y de ayuda humanitaria en América Latina. La consolidación de un diálogo político trasciende los temas solo birregionales, de modo que con la consolidación de una asociación estratégica entre ambas regiones, en la cual se tratan los temas tradicionales como las relaciones comerciales y el refuerzo del proceso democrático y de derechos humanos en Latinoamérica, se está buscando además primar el funcionamiento conjunto en la sociedad internacional.La dimensión exterior de justicia contribuye a la creación de una zona de libertad, seguridad y justicia. Y el fomento del ESTADO DE DERECHO, la DEMOCRACIA, el respeto de los DERECHOS HUMANOS y el buen gobierno en países terceros implica un apoyo a los objetivos políticos de Relaciones Exteriores de la UE.

     

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